Dicen que la suerte es de quien la busca, y se ve que debo ir buscándola con ganas. Por segunda vez fui invitado por Gure Sukalkintza para participar en esa Gastroexperiencia que celebran una vez al año. La voz en las redes sociales de los restaurantes Andra Mari, Aizian y Aretxondo organiza un evento al que acuden blogueros relacionados en cierto modo con la gastronomía. Cada experiencia es única por lo que estábamos expectantes.
La Gastroexperiencia’15 se celebró en el restaurante Aizian, localizado en el interior del hotel Sheraton Meliá. Llegué puntual a la cita y fue en el amplísimo hall principal donde fuimos reuniéndonos todos los invitados. Blogueros con los que ya había coincidido en otras ocasiones como The Cook Rocker, Pitxiflú, La Mejor Chuleta de Bilbao, Lonifasiko y otro al que conocí ese mismo día como Bilbao 4 Newbies y la personificación de la cuenta instagram IgersBilbao. Dos personas más nos acompañarían esa noche, los ganadores del sorteo: Oihana y Roberto.
Nos recibió Ángel de Gure Sukalkintza y nos acompañó al comedor privado del Aizian para que tomásemos asiento. En un primer momento me llamó la atención la cantidad de copas que se disponían en la mesa y que ya nos indicaban por dónde podían ir los tiros.
Se acercó Josemi Olazabalaga, chef de Aizian, para saludar y explicarnos en qué consistiría la Gastroexperiencia en cuestión. Las cábalas eran ya una realidad cuando se confirmó que disfrutaríamos de un menú degustación de 8 platos y un maridaje de vinos. No me lo puedo creer, hasta hace un mes nunca había cenado en un estrella Michelín y en este tiempo ya he disfrutado del restaurante Mina y Aizian. ¿Afortunado? Y tanto que sí.
Sentados ya en nuestros asientos pudimos ojear los platos que irían saliendo. Nuestras papilas estaban trabajando ya gustosamente, se nos prometía una cena muy interesante. A cada plato que iba llegando a la mesa le acompañaba un vino blanco de La Rioja Alta que nos presentaba Itziar Ipiña, sumiller de Aizian.
Quién iba a imaginar que en un restaurante de renombre servirían pizza de antxoas, una de las más repudiadas en cualquier cuadrilla. Nada que ver con la de Aizian, con la que disfruté especialmente del contraste de las antxoas con el dulce de la confitura de tomate y la tierra de olivas y mahonesa.
Las ostras no son mi devoción, sin embargo a la plancha cambia su textura está exquisita. Qué decir de una finísima capa de la papada de euskaltxerri que deshizo en la boca en un milésima de segundo. El aire de mar lo dió ese plancton, el producto marino que está revolucionando la cocina.
Unanimidad en el comedor, el pulpo estaba espectacular. De un primer vistazo nos conquistó con su generoso tamaño, después por su punto de cocción y finalmente por su sabor a brasas. A pesar de dar la impresión de ser carbón y cenizas, el acompañamiento era yuca .
Lo probé en la anterior Gastroexperiencia y a pesar de ser uno de los platos más agasajados a mí no acaba de convencerme. Sé del largo proceso que es necesario para llevarlo a cabo, pero una vez en la boca me dice poco. A la vista es un plato elegante aunque creo que en otro plato hubiera lucido más la estructura de la lasagna.
No obtuvo mucho reconocimiento bajo mi punto de vista uno de los platos en los que mejor me lo pasé. Un hermoso pedazo de rape marinado en una salsa de soja que hizo que mi cabeza viajase a oriente en el acto. Le acompañaban unas chalotas y tomates asados con intensísimos sabor y condimentado con un toque a ajonegro.
El nombre del plato va mejorando por momentos hasta acabar de recitarlo y lo digo con conocimiento de causa. Lees presa ibérica y babeas, lees Joselito y babeas más, lees que se sirve a un punto exacto de 64º y es el momento de pedir un cubo y una fregona para salvar el entuerto. Una maravilla para los carnívoros, los majestuosos pedazos de presa están hechos en su justa medida. Lo acompañaban unos sitakes encebollados y un producto que ninguno conocía: el salsifis. No, no es una mutación entre salchica y pescado, sino un tubérculo que viene de Bélgica. En este caso se presentaba embardunado de maiz. Curioso.
Como ante la pregunta de «¿a quién quieres más? ¿a papá o mamá?» No sabría qué contestar, ambos son dos postres deliciosos y una magnifica forma de finalizar un menú como el de esa noche. El primero más fresco y combinado el crujiente de crumble y el punto ácido. El segundo el escogido por cualquier amante de chocolate, mismo producto en tres formas de presentarlo distintas: bombón, helado y mousse.
Comentar el apartado vinícola se me hace mucho más complicado. No tengo un paladar tan trabajado como para sacar esas notas frutales en aromas y sabores. Fueron todos vinos ricos, fáciles de beber y frescos. Si alguno creó desconcierto fue el último, Androsela 2014. Un blanco delicado, casi femenino, que supuestamente tiene aromas a pera, membrillo y albaricoque. Bien, a varios de nosotros el aroma al que nos recordó fue a queso. Con eso dejamos claro que ése no es nuestro terreno y a la pobre Itziar la dejamos con cara de poema y abriendo otra botella por si las moscas. Ni por esas, seguía oliéndonos a queso. Un desastre como sumilleres.
Simplemente viendo los platos os podéis hacer una idea de la gastroexperiencia culinaria de la que disfrutamos. Fue una maravilla poder compartir mesa con blogueros a los que sigo habitualmente. Igualmente o incluso más hacerlo con los dos premiados, Roberto y Oihana, que casualmente eran también seguidores de Alma Botxera. Un placer porque fueron agradables y muy simpáticos ambos. Un consejo para los getxotarras: seguid la web Descubre Getxo para conocerlo un poquito más a fondo, de ello se encargará Oihana. ¡Mucha suerte en esta nueva aventura!
Como siempre además quiero dar las gracias a Gure Sukalkintza por confiar en Alma Botxera en estas Gastroexperiencias. Disfruto mucho en ellas, no sé si habrá más en el futuro pero ojalá siga teniendo esa suerte que me persigue para disfrutar de eventos tan auténticos como éste. ESKERRIK ASKO!
Restaurante Aizian
C/ Lehendakari Leizaola, 29, Bilbao (ver mapa)
Teléfono: 944 28 00 39
