Restaurante La Ribera, satisfecho y convencido.

“Me llaman el desaparecido” cantaba Manu Chao y bien podía haberlo hecho pensando en mí. El caso es que llevo unas semanas sin publicar absolutamente nada en el blog. A eso vengo, a ponerle remedio de una vez por todas.

El pasado martes cumplí 33 primaveras y, posiblemente este hecho haya influido para que escriba este artículo. Quien sigue habitualmente este post sabe que hace unos meses fui bastante crítico con cierto restaurante. La madurez te da la oportunidad de recapacitar, pasar página y dar nuevas oportunidades. Por este motivo quise brindarle una nueva ocasión al restaurante La Ribera. Decidí comer allí con mi mujer para celebrar mi cumpleaños.

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El pasado 14 de abril fue un día radiante en Bilbao, y me atrevería a decir que sofocante.  Nos acercamos a La Ribera, el mercado de abastos es un escenario sin comparación para ubicar en los bajos el restaurante que visitaríamos. Fue un gran acierto aquel lavado de imagen que sufrió hace unos años, el cambio de color le ha resultado muy favorecedor.

Teníamos reservada una mesa en la autodenominada mayor despensa de la Bilbao, La Ribera. En un principio nos situamos en la mesa indicada junto a las cristaleras y con vistas a la ría. Al de unos minutos las camareras insistieron en reubicarnos en otra en la que el sol no nos castigara sin piedad. Bajaron unos estores recientemente instalados y fue santo remedio. Ya estábamos listos para decidir qué comeríamos.

La Ribera ofrece un menú del día por 20 euros en el cuál el comensal debe elegir entrante, plato principal y postre de entre los platos señalados en carta. Muchas eran las opciones entre las que elegir y por tanto también las dudas. La chica que nos atendió nos explicó que había varios platos fuera de carta que quizá nos pudieran interesar. Nos llamaron la atención los espárragos naturales a la brasa con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Los pedimos junto al resto de entrantes, principales y postres.

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Espárragos a la brasa con sal Maldon y aceite oliva virgen extra

Inesperadamente nos sirvieron un aperitivo de la casa que consistía en una cremita de verduras y sabrosa croqueta de ibérico.  Seguido llegaron los espárragos frescos a la brasa, nada que ver con los de bote y en los que destacaba ese toque de un buen aceite de oliva y el punto justo de sal Maldon.

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Aperitivo de la casa

Como entrantes pedimos un par de ensaladas. Ella eligió la templada y compuesta por mix de lechugas de verdad y acompañadas de hongos, queso de cabra, almendras y unas laminas crujientes de bacon deshidratado. Yo me incliné por una ensalada de ventresca de bonito con su mezcla de lechugas y cebolleta y unos pimientos rojos asados. Las cantidad de ensalada era muy generosa, por cantidad, sabor y jugosidad quedé muy satisfecho con las lascas de bonito.

Ensalada de ventresca con pimientos asados
Ensalada de ventresca con pimientos asados
Ensalada templada con hongos, queso de cabra y bacon deshidratado
Ensalada templada con hongos, queso de cabra y bacon deshidratado

Me gustaría destacar más que nunca la atención que nos brindó la camarera que nos atendió. Con más razón en un restaurante al que, en algunos círculos, hemos criticado este aspecto (me incluyo). En todos las ocasiones nos regaló una sonrisa a la par que nos presentaba cada plato. En esta ocasión era el turno de los platos principales para los que P había elegido una degustación de bacalao. Le sirvieron dos lomos de buen tamaño y cada cual lucía una salsa: bizkaina Club Ranero y pil-pil. A su juicio le resultó un pil-pil de sabor muy suave y  “particularmente le gustaba más la que hacía su aita”. Contra eso no hay quien compita.

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Desgustación de bacalao (bizkaina, Club Ranero y pil-pil)

Para mi plato principal elegí un magret de pato del que pocas veces pierdo la oportunidad cuando forma parte de una carta o menú. Éste fue servido en láminas con un punto de cocción muy a mi gusto. Yacía sobre una cama de col japonesa que si me dijeron el nombre no lo recuerdo. Con ella envolvía en ocasiones los pedazos de pato y los combinaba con una pera diminuta al vino que también adornaba este plato. Nos llamó tanto atención el fruto que preguntamos sobre él. Tras una visita a la cocina la camarera nos indicó que se trataba de una pera blanquilla recogida en su primera recolecta.

Magret de pato sobre col con pera al vino
Magret de pato sobre col con pera al vino

Más que satisfechos hasta ese momento nos veíamos obligados a dar el máximo y hacer frente a los postres. Mi mujer eligió la torrija caramelizada con helado de leche merengada y yo un capuccino de trufa de chocolate con espuma de vainilla. La presentación de ambos al nivel del resto de los platos, muy vistosos y apetecibles. Tuvimos que apretar pero acabamos con todo. Una manzanilla y un café sólo con hielos ayudaron a que esa zampada se digiriese mejor.

Torrija caramelizada y helado de leche merengada
Torrija caramelizada y helado de leche merengada
Capuccino de trufa de chocolate y espuma de vainilla
Capuccino de trufa de chocolate y espuma de vainilla

La Ribera es un restaurante que goza de una decoración que sinceramente no sé como calificar pero que me encanta. Estoy buscando aún la oportunidad de probar esa mesa con banco acolchado y circular que me recuerdan a esos clubs neoyorquinos de las películas. Cualquier ocasión puede ser buena: cenando, tomando un café o copa o disfrutando de cualquiera de los eventos musicales que se programan a lo largo de la semana. Y es que detrás del restaurante La Ribera se encuentra Last Tour International, la empresa que entre otros eventos organiza Bilbao BBK Live.

Me alegro de haber dado otra oportunidad a este restaurante porque nos vamos convencidos y satisfechos de que es un buena opción para degustar una cocina de calidad a unos precios accesibles. Es cierto que el menú del día es más caro que otros restaurantes. Se va más allá de la paella, ensalada mixta o escalope. Se paga el continente y también el contenido de la experiencia. Probablemente, igual que yo, hayáis oído o vivido algunos inconvenientes sobre este restaurante. Os recomendaría que le dierais un nueva oportunidad, al fin y al cabo los comienzos no son fáciles para nadie.

Restaurante La Ribera

Calle de la Ribera 20, Casco Viejo (ver mapa)

Teléfono de reservas: 946 57 54 74

www.lariberabilbao.com

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