¿Sabes por qué las calles Pelota y Ronda se llaman así? Te lo vamos a contar, pero antes tendrás que aguantar un poquito de clase de Historia.
Como todos sabemos Bilbao nació y creció en lo que hoy conocemos como Casco Viejo o Siete Calles. Sin embargo, no siempre fueron siete. Allá en los albores del Botxo, primero fueron tres: Somera, Artekale y Tendería. Lo que no sabemos es si llamaban ya al barrio Las Tres Calles o Hirukaleak. De todas formas, no tardaron mucho en sumarse las otras cuatro para llegar al número mágico de siete: Carnicería Vieja, Belostikale, Barrenkale y Barrenkale Barrena. Siete nombres que todo buen bilbaíno aprende a decir casi antes que el nombre de su madre.
Pero vayamos un poquito más atrás en el tiempo. A finales del siglo XIII. Durante las últimas décadas ya se empezó a formar el germen de la villa que vendría después. Por un lado teníamos lo que hoy llamamos Bilbao la Vieja, una zona minera y bastante boscosa. Y al otro lado, la zona dedicada al tráfico mercantil. Y, como no, la ría como protagonista y autopista para el comercio. Así que ya estábamos todos. Las Siete Calles, la ría y los bilbaínos. Y todo esto había que protegerlo. Y qué mejor manera que con una gran muralla.
Parece que empezaron las obras el año 1334. Una pared que abrazaba a la población desde Somera hasta Barrenkale Barrena, dejando fuera las calles que hoy llamamos Lotería, Perro, Pelota, Santos Juanes y Ronda. Este muro tenía casi 1 kilómetro de perímetro, 12 puertas, 2 portillos para comunicar cantones, 6 metros de alto y 2 de ancho. Y se tardó casi 30 años en construirla. Para poder ver cómo era, existe una maqueta muy bonita en el Museo Vasco. Cuando lo vuelvan a abrir no dudéis en pasaros a verla.
Y así fue como se produjo la primera división entre el mundo rural y la ciudad. Dos realidades diferentes y tan próximas unas de otras, separadas por unas cuantas piedras apiladas. Dentro se instalaron las familias más poderosas, se construyeron palacios, la catedral y todas las comodidades de una moderna urbe. Fuera, los campesinos y familias más humildes.
Pero bueno, que aquí habíamos venido a conocer el origen de los nombres de esas calles tan peculiares. Así que no os hacemos esperar más.
Ronda viene de las rondas que hacían los vigilantes de la muralla. Estos soldados caminaban de lado a lado de la calle haciendo sus turnos. Asegurándose de mantener fuera a todo aquel intruso que no tuviese el derecho de acceder al interior. Y bueno, pues en la zona de la calle Pelota la gente jugaba a pelota contra la propia muralla. Si es que a veces las explicaciones de las cosas son tan sencillas como parecen.
Finalmente, la muralla cayó. No se sabe a ciencia cierta si ocurrió en el incendio de 1571 o en el siglo XVIII. Una de las construcciones más icónicas de nuestro querido Botxo desapareció para siempre. Bueno, no. Aún quedan algunos vestigios a lo largo de la calle Ronda. Trozos de lo que hace tiempo fue una gran obra y hoy en día una gran historia.