Nuestro querido templo va a cambiar de apariencia tras el derribo de los antiguos locales comerciales pegados a su parte trasera, pero, ¿cuál es la historia de estos comercios? ¿Cuándo abrieron y cuándo se cerraron? ¿Qué va a ser de ellos con este lavado de cara?
Adiós al culo de la Catedral tal y como lo conocemos. Nuestro querido templo va a cambiar de apariencia. Por fin se van a remodelar los antiguos locales que tenía pegados en la parte trasera. Ya era hora de darle vidilla a unos establecimientos tan peculiares que daba pena verlos en el estado de abandono en el que estaban. Pero, ¿cuál es la historia de estos comercios? ¿Cuándo abrieron y cuándo se cerraron? Y, ¿qué va a ser de ellos tras este lavado de cara?
Pues la verdad es que aquí no habla ni Dios. Ni la Diócesis, ni el Ayuntamiento, ni la Diputación, ni Surbisa nos han contado el origen de estos curiosos locales. Pero los rumores dicen que fue la propia Iglesia la que necesitaba pasta y decidió construirlos y venderlos. Y aunque no hemos encontrado datos concretos se datan anteriores al siglo XX.
En los últimos años estaban totalmente abandonados. Y la verdad es que era una lástima, porque son unos espacios tan bonitos que le podrían dar una nueva vida a las populares Siete Calles. Sin embargo, antes de que bajaran las persianas aquí se vendió casi de todo. Hubo joyerías, estanco, lotería y hasta una fábrica de colchones.
Y de repente llegaron las famosas inundaciones de 1983. Los locales se vieron totalmente afectados y estuvieron a punto de cerrar para siempre. De esto bien se acuerda la familia de heladeros Capra, que desde 1980 vendían sus famosos helados en uno de estos puestos. Unos helados que hoy en día forman parte del paisaje del Botxo, pero que vendieron el primer helado de su historia aquí, en 20 de julio de 1980 a las 19:40h. ¿de qué sabor? Jamás lo adivinaríais: de tutti frutti.
Han pasado 15 años y las obras de remodelación por fin avanzan. Pronto veremos cómo van a dejarle el culito a nuestra querida Catedral.