Admitámoslo, en nuestra tierna adolescencia hemos fantaseado en aprovechar la codiciosa marcha del hogar por parte de nuestros aitas para montarnos nuestra propia ‘Aste Nagusia’ en casa. «Adiós papá, adiós papá» que cantaban Los Ronaldos. Descolgar el teléfono, llamar a tus mejores amigos, los cuales llamarían a sus otros mejores amigos que eran los encargados de traer el alcohol y las amigas más simpáticas. El hogar, dulce hogar, nunca sabría tan bien como cuando disfrutabas de la ausencia de autoridad y te coronabas rey o reina de cada rincón de la casa. ¿Situados todos? Bien, pues éste es el espíritu de la Casa Jäger Bilbao.
Casa Jäger es la forma que tiene Jägermeister de despedir a lo grande un año en el que ha apoyado activamente la música independiente con una fuerte presencia en festivales, conciertos y salas. Es la primera ocasión en que se celebra en Bilbao tras haberlo hecho anteriormente en Barcelona, Madrid, Gijón o Málaga. Cuando el espirituoso alemán anuncia una fecha nueva el público enloquece deseando que una de las 500 entradas caiga en sus manos. El combo de la Casa Jäger se compone de varios ingredientes que hacen que nadie quiera fallar a la cita.
MISTERIO: Ninguno de los asistentes conocía la ubicación exacta donde se llevaría a cabo el jolgorio. Y no nos engañemos, a todos nos gustan las sorpresas y el misterio: ¿a dónde iremos? ¿qué ocurrirá? ¿tendré ibuprofenos en casa? Nos citaron en el bar Ambigú para, tras echar una birra, trasladarnos en autobuses en los que no indicaban el destino en el parabrisas. Nos fiamos de lo que prometía Jägermeister, fuera donde fuese: «¿en el centro? ¿en las afueras? ¡qué más da! Es una fiezzzzzhta» Finalmente se descubrió tal misterio, nos encontrábamos en barrio Isuskiza de Plentzia en un baserri de tres plantas y txoko iluminado con el característico ciervo de la marca.
AMBIENTE: Juernes por la noche, un casoplón sólo para nosotros, kilos de música y litros de Jägermeister, what else? que diría Clooney. La Casa Jäger Bilbao simulaba un hogar familiar compuesto por unos padres obcecados con el culto al cuerpo: botes de proteínas, banco de abdominales, fit-balls, bici estática y elíptica…¡hasta una cama elástica para saltar!
La habitación de una hija indignada con la clase política: pancartas, posters y pegatinas anticapitalistas, de Anonymus, del movimiento 15-M y de los Sex Pistols. Éstas primeras habitaciones era simples habitaciones de paso donde poder interactuar con todo lo que hubiera en la casa.
Un hijo amante de una serie de culto de finales de los años 80, Corrupción en Miami. En esta casa no había reglas y se notaba. Cualquiera habría un armario y se vestía con la ropa que encontraba, se llevaron lamparas de atrezzo, fotos de Don Johnson… saltaron y bailaron en las camas ¡Daba igual!
EXCLUSIVIDAD: Otro de los jugosos añadidos que tiene la fiesta, porque no nos engañemos: sentir que eres de los pocos invitados a una fiesta, gusta, y mucho. A la Casa Jäger solo se puede ir con invitación, que puedes conseguir mediante diferentes concursos o que sencillamente te la pueden dar por el mero hecho de ‘molar’ en alguna de las muchas vertientes que tiene la palabra molar: moderneo de la zona de Bilbi y Dos de Mayo y miembros de bandas como We Are Standard o Señores, djs como Las Tea Party o Les Alsborregach, promotores de música, artista en sus diferentes vertientes… o bloggers, por lo visto molamos o interesamos. Sino, también puedes ser amigo o amiga de alguna de estas personas nombradas. Mucha barba, bigotes, peinados oldschool, tatuajes y moderneo pero un ingrediente común: gozar de una ocasión única. Me sorprendió que hubiera invitados venidos desde Barcelona, Galicia o Pamplona… para una sola noche. No me sorprendió tanto encontrarnos al personaje de moda esta semana, el pequeño Nicolás no quiso faltar y utilizó sus embaucadoras armas para asistir al fiestorro.
Aita y ama no estuvieron en casa pero los que si estuvieron fueron las bandas unos Wilhelm and the Dancing Animals desmembrados a los que no se les notó estar sin el batería principal. Fueron los encargados de inaugurar la fiesta en el salón de la casa cumpliendo con un concierto divertido y canalla. Los madrileños The Parrots continuaron con su garage-surf logrando varios mosh pit entre los asistentes. En el welcome pack que nos entregaron en el bus disponíamos de tickets para dos birras, dos chupitos de Jäger y una cena que empapara todo ese jarabe. Nos comimos una cheeseburger que superó las expectativas creadas y ayudó a coger energías para lo que sería el tramo final de nuestra noche.
Subimos al piso de arriba pues en la habitación del hijo se encontraba el dúo de djs We Love Dolce Vita (WLDV) que no podían encajar mejor entre tanta decoración de Miami Vice. Con su italo-disco y temas noventeros congregaron allí al público más ‘marica’ de la fiesta. Sonaron temas 90’s con los que todos nos vinimos arriba: Locomia, el «Boys, boys, boys» de Sabrina, «Duro de pelar» de Rebeca, «Freed from desire» de Gala o los rompepistas «Ecuador» y «Flying free» de Pont Aeri. El confetti y purpurina se colaba tanto en nuestras copas y ropa interior que aquello parecía la txozna de la Pinpilinpauxa.
Mientras seguíamos hidratándonos a base de cerveza y Jäger bajamos a la planta baja donde The Suicide Of Western Culture nos confirmaron que lo suyo y lo de todo el que botaba en el salón era la electrónica más heavy que después se combinó para cerrar la noche con uno de los djs más valorados del panorama nacional, Chelis (Lo-Fi Funk).
Agotamos los últimos momentos cogiendo las fotos que habían sido reveladas en el Jäger-Lab, un laboratorio de fotografía que plasmaba en papel todas las fotos que los invitados subíamos a Instagram con el hashtag #casajägerbilbao. La noche se nos hizo corta y es que el programa fue muy completo. Salimos vivos de Casa Jäger Bilbao a pesar de la amenaza de sufrir una gran resaca a base de Jäger en la jornada laboral venidera. Nuestros cuerpos son inmunes a dos chupitos de ciervo y 2+1 cervezas pero mira, esos ibuprofenos me vendrán bien para otra ocasión. Para el resto de invitados la noche seguía en el Kafe Antzokia con una afterparty a cargo de Les Alsborregach y Jägermeister dj’s.
Casa Jäger Bilbao
Barrio Isuskiza, Plentzia