La última apertura en el barrio de San Francisco y Bilbao La Vieja se llama Blanco y Negro, aunque técnicamente se trata de una reapertura. A los aitites que regentaban este bar ya les tocaba un descanso después de años y años trabajando tras la barra de aquel bar. Ahora han sido los chicos de Dando La Brasa y Marzana quienes han hecho equipo para ponerse al mando. Pasito a paso van conquistando el barrio: Marzana, El Perro Chico, Dando La Brasa, Peso Neto y ahora el Blanco y Negro.
Con algo de reforma, de esas de destruir más que construir, le han dado una nueva imagen manteniendo ese aire de tasca y taberna que siempre tuvieron los bares de La Palanca y alrededores.
Completamente improvisado, así fue el plan de acercarse el pasado viernes al Blanco y Negro. La intención fue picotear algo, pero una vez más aquello se nos fue un poco de las manos. «¿Dos semanas abierto y todavía no te habías pasado por aquí?» me espeta nuestro botxer Joseba Vegas, a.k.a Optigan1 al acceder al comedor. Además se anima a hacernos alguna recomendación de una carta que se caracteriza por ofrecer raciones de cocina viejuna.
Para otra ocasión dejaremos los callos guisados, txipirones en su tinta, marmitako, conejo con ajo, oreja a la plancha, guiso de cordero… pero los caracoles a la bizkaina NO, ésos solo los como donde amatxu.
Nos estrenamos con unas alcachofas con aire de jamón. Nos quedó claro que son alcachofas en conserva, pero nos quedamos con las ganas de saber de qué marca para ir a comprar unas iguales. Calientes y de bocado duraron un suspiro. Tampoco lo hicieron mucho más los cien gramitos de embutidos al corte, ni la ensaladilla rusa «estilo soviético» acompañada de cogollos y media docena de picos.
¡Pero qué nostalgia al ver las vajillas de Duralex con las que crecimos! Dan ganas de cogerse una tableta de chocolate entre pan y pan y salir a la plazoleta a jugar. Sin embargo seguimos con «nuestro picoteo» haciendo caso a la recomendación de Joseba: huevos de codorniz rebozados en polenta con mayonesa de trufa. Presentados en su propia huevera y con chips crujientes queda claro que esta cocina viejuna no puede desligarse de su toque moderno.
La calentada en nuestra comanda vino con el pisto a la bilbaina con huevos pasados por agua, pero sobre todo cuando nos miramos unos a otros y nos dijimos: «¿Cachopo? ¿Cachopo? ¡¡¡Caaaaaachopo!!!» A tomar por saco el pika-pika que habíamos planeado. Y efectivamente lo pedimos, por tamaño para un asturiano sería un cachopín, para nosotros tampoco era un Begotxu (ni de coña), pero nos bastó para que los seis probásemos de aquel filete empanado y relleno de queso azul, incluidas sus ricas patatas fritas.
No pedimos postres, así que aquella cena-pikoteo acabó con los últimos sorbos a nuestras cervezas. La cuenta nos salió a 9 euros por cabeza, así que niquelado. Ya lo veis, cocina viejuna, la tradicional, la de amatxu, de puchero, la que se hace con cariño y que no debe perderse JAMÁS.
Blanco y Negro
Calle San Francisco 10, Sanfran-Bilbi.
Teléfono: 944 15 37 45