Esta es la historia (o la leyenda) detrás de la grúa más famosa de Bilbao, la grúa Carola, que hasta nombre propio tiene. Legado del pasado industrial de la villa, hoy es uno de sus más reconocibles símbolos
Bilbao… quién te ha visto y quién te ve. Hace no mucho, decenas de grúas habitaban en tus muelles. Hoy, la única que sobrevive es la coqueta Carola. Una grúa cigueña colocada frente al museo naval, donde se encontraban los antiguos astilleros, para recordarnos nuestro pasado industrial.
Vestida de rojo y tan elegante como siempre esta grúa de 60 metros de altura era capaz de levantar hasta 30 toneladas. Fue construida en 1957 en Erandio y estuvo en funcionamiento hasta el fin de los astilleros Euskalduna en 1984.
Pero, ¿por qué sigue ahí? ¿Por qué indultaron a ésta y no al resto? Pues lo curioso de esta grúa es la bonita historia que tiene detrás. Según cuenta la leyenda, una joven llamada Gerónima Carlota Iglesias Hidalgo, «Carola», cruzaba la ría montada en el gasolino cada mañana para ir a trabajar desde Deusto a Sagrado Corazón. Una mujer que, con su espectacular belleza, levantaba pasiones entre los operarios del astillero, que a su paso, hacían sonar las sirenas.
No sabemos cuánto de cierto hay en la historia, pero en el Botxo siempre hemos sido muy de exagerar. Lo que sí es verdad es que aquella grúa fue en su día una de las más potentes del mundo. Lo levantaba todo. Igual que Carola.