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Iralabarri, cimientos de harina

Iralabarri // BI FM
Todas las ciudades esconden más ciudades en su interior. Barrios, calles o plazas que están fuera de contexto comparándolas con el resto de localidad. En Bilbao tenemos varios casos. Masustegi, por ejemplo, podría parecer un pequeño pueblo costero sin costa, y las torres Isozaki, los rascacielos de un centro financiero de una gran urbe europea. Pero el caso más claro es Iralabarri, nuestro barrio «inglés»

Hablar de Iralabarri es hablar de Juan José Irala. El hombre que imaginó esta utopía y la llevó a cabo. Nació en Madrid, pero su familia era de Elorrio. Se habían trasladado a la capital para trabajar como peones en una cantera, pero tras la muerte de su padre volvieron a Bilbao cuando tenía 17 años. Juan José comenzó entonces a trabajar de aprendiz en una panadería de la calle San Francisco. Cuando aprendió el oficio se decidió a montar su propia fábrica de harina: Harino Panadera.

Antigua fábrica de Harino Panadera // BI FM

El primer paso era encontrar la ubicación perfecta para una fábrica que iba a ser muy grande. Las campas que había detrás de la plaza de toros, junto a la parada del tren de mercancías, eran perfectas. Y allí nació el proyecto urbanístico más ambicioso de la ciudad. Ríete tú de Bilbao Ría 2000.

La fábrica necesitaba trabajadores y estos, a su vez, una vivienda. Aquel lugar a las afueras de la ciudad en el que apenas vivían 200 personas pasó a tener casi 3.000 habitantes en 10 años. 15 calles con jardines y viviendas dignas para la clase trabajadora.

Irala en «No me seas sinsorgo» // Alma Botxera

Los testimonios de la época hablan del aire puro y el olor a pan recién hecho que había siempre en la zona. Iralabarri fue levantado sobre cimientos de harina. 525 viviendas que supusieron la primera ciudad satélite de Bilbao. Paseando por las avenidas Zuberoa o Kirikiño te trasladas directamente a Inglaterra. A un Nothing Hill a la bilbaína. Las casas fueron construidas siguiendo la tendencia higienista europea, de ahí su estilo británico, que estaba muy de moda en aquellos años. Hogares cómodos y salubres para todos.

El proyecto del «Pintoresco Barrio Moderno de Iralabarri» finalizó en 1916, como se puede leer en la fachada de una de las últimas casas que se levantaron. Meses después, en febrero de 1917, Juan José Irala moría en el caserío Gure Etxea, en el barrio que lleva su nombre. Su legado fue la mayor fábrica de pan del país y uno de los barrios más increíbles de la ciudad. A Irala se le recordará siempre como el empresario paternalista, porque su prioridad fue que los trabajadores de su obrador pudieran vivir cerca del trabajo y en las mejores condiciones posibles.

1916 // Alma Botxera

Pasear por Irala es revivir la loca idea de un genio que creó una utopía donde solo había campas y admirar a la gente que forjó el carácter especial del barrio. Y que gracias al trabajo de la asociación de vecinos sigue en pie más de un siglo después. Welcome to Iralabarri.

Extracto de «No me seas sinsorgo», editado por El Gallo de Oro y disponible aquí.


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