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Dike1, el nuevo restaurante de diseño al borde de la ría

Dike1 // Alma Botxera
Situado en Olabeaga, en el lugar del antiguo Astillero Euskalduna, ofrece grandes vistas y muchas posibilidades, bien como club, bien como sitio donde comer productos de calidad y platos modernos pero sin estridencias. Apunta alto

Hace ahora justo cinco años, se inauguraba sobre los restos del antiguo cargadero de mineral de Olabeaga (no sin revuelo, al considerarse patrimonio industrial a conservar) «El Cargadero de Bilbao», una coqueta terraza sobre la ría en la que tomar copazos, cócteles y picar cosas ricas. Un sitio muy «cool» (y muy instagrameable) que chocaba con la imagen del restaurante Astillero Euskalduna, justo detrás.

El restaurante era de todo menos moderno, si bien era un sitio muy reivindicable. Plagado de motivos náuticos, casi alcanzaba la categoría de «kitsch», de todo el mogollón que colgaba de sus paredes y reunía en sus rincones, heredando el legado del Club Náutico de Bilbao, situado allí un siglo atrás.

Nuevo vecino en Olabeaga // Alma Botxera

Con un público más adulto o clásico (también turistas en busca de un auténtico lugar marinero), el restaurante apostaba, desde 2004, por la cocina tradicional vasca, con especial atención a los mariscos y pescados (aunque también carnes) a la brasa de carbón.

¿Que molaba? Sí. ¿Que era buen sitio para llevar a visitantes y hacerles sentir en un lugar especial y pintoresco? Pues también. Ahora, ¿que le daban a uno, a título personal, ganas de volver? Pues no. A nivel visual, podía llegar a cansar y, gastronómicamente, pocas sorpresas te podías llevar. Sobrevolaba cierto regusto demodé. Vintage, pero en plan viejuno mal. Ya nos entendemos.

La barra superior // Alma Botxera

Y así debieron entenderlo también en el muelle de Olabega, pues hace nada se inauguraba allí Dike1, un establecimiento radicalmente opuesto a lo que era su predecesor, pero que mantiene sin embargo parte de su decoración náutica, aunque esta vez escogida con gusto y mesura.

Al llegar, un bonito neón con movimiento y la imagen de un caballito de mar nos recibe, dejando clara la nueva identidad del sitio. También sus colores, rojo y azul, presentes en la iluminación de todo ese primer espacio, una inmensa terraza acristalada con perfectas vistas de la ría. Me llama la atención su completa barra, su ambiente «lounge» y también su gran afluencia de público, muy joven. Toman cervezas, copas, cócteles y alguno fuma shisha. Es sábado noche y se nota.

Entrada a Dike1 // Alma Botxera

También es muy joven el personal, que nos da paso al escalonado piso superior, no sin antes dar unas cuantas vueltas con nuestra reserva. Que no la encontraban, oye… y, vista la tremenda remodelación del establecimiento, me carcomía la idea de poderme quedar sin probarlo. Nada, falsa alarma. Subimos, nos acomodan y flipamos con el cambio.

La música está alta, pero es agradable. Pop marchosillo y actual, pero sin caer en obviedades. No hay megahits ni horteradas y me parece que casa muy bien con el espacio, que pretende ser moderno sin pasarse de vueltas.

La terraza // Alma Botxera

Nos sitúan al fondo, con vistas a la terraza inferior, que vemos que se hace más ancha en ese recodo, junto a la barra. Sin mesas, solo ese primer recinto daría para discoteca. Es sábado, joer, y uno no puede parar de imaginarse las posibilidades de este nuevo Dike1. Son muchas.

En concreto, es 12 de febrero y venimos a degustar el «Menú Gin MG San Valentín», que el Día de los Enamorados está a la vuelta de la esquina.

El primer paso es un «cocktail de bienvenida Gin MG» que no es otra cosa que un refrescante, dulce y ácido gin fizz. Está buenísimo y dan ganas de pedirse uno en formato katxi, pero mantenemos la compostura y pedimos vino blanco para la cena, que empieza propiamente con unas croquetas de jamón con emulsión 5J’s. Crujientes por fuera, cremosas por dentro, saben (y huelen) a jamón, por lo que poco más se puede exigir. Muy logradas.

Gin Fizz de MG // Alma Botxera

Tras las tres croquetas por cabeza, otra media docena de delicias para dos, en este caso, conjugando lo ibérico con lo oriental. Las gyozas de langostino, oreja de cerdo crujiente y ajoblanco suponen un salto de calidad, no porque las croquetas no la tuviesen, sino porque consiguen sorprender casi tanto como el restaurante en sí. Una mezcla perfecta de tradición y exotismo, tan clásica como los vestigios marineros y tan en boga como las luces led. Maravilla de entrante.

Croquetas de jamón // Alma Botxera
Gyozas de langostino y oreja de cerdo // Alma Botxera

El cuarto paso nos lo venden como el «producto estrella»: Tartar de atún rojo Balfegó. Así, seguimos hablando de influencia nipona, pero sin salir del entorno ibérico, pues los Balfegó llevan ya cinco generaciones como pescadores en L’Ametlla de Mar (Tarragona), apostando en la actualidad por un sistema sostenible que hace que dispongamos de bien de producto hoy, pero también mañana. Es un atún caro, pero excelente. Y así está al tartar, si bien lo encuentro demasiado suave. Las perlas de wasabi anunciaban un poco de jugueteo en el paladar (y la pituitaria), pero nada. Su-su-suave.

Tartar atún Balfegó // Alma Botxera

El canelón de rabo, demi glacé y y crema de boniato es el último plato antes del postre. Con un sabor bastante más potente que el del tartar, hace que las papilas perciban nuevos matices, potenciados por esas dos salsas que contrastan tan bien entre sí. Igual no resulta tan destacable como las gyozas o el tartar, pero es un paso lógico en el menú y no deja de estar bueno.

Canelón de rabo // Alma Botxera

Así, llegamos al postre con un escueto «tarta de queso» que, sin embargo, supone todo un reto. Favorita de muchos, sabemos que bajo el mismo nombre se esconden mil y una variedades, algunas infames; otras, orgásmicas. La del Dike1 es horneada, cuenta con el punto perfecto de «desparrame» (cómo nos gusta cuando rezuma un poco, eh) y con el dulzor suficiente para ser una tarta… pero para que siga sabiendo a queso. Un colofón bastante top que, además, termina de dejarle a uno saciado, pues el menú había sido algo ligero hasta ese momento.

Tarta de queso // Alma Botxera

En resumen: Un nuevo restaurante muy muy chulo, moderno pero sin olvidar los orígenes, bien decorado y ambientado y con una propuesta culinaria de aquí y de allá, con productos de calidad y preparaciones bien trabajadas. Habrá que probar el menú de 55€, el Naval (con txuleta de raya), así como el de 70€, el Sailor (con vieiras, carrillera de rape y tataki de chuleta madurada), pero, para un primer acercamiento, este menú por San Valentín (a 45€) bien merece la pena.

¡Y QUE VIVA EL AMOR!

Comedor de Dike1 // Alma Botxera


DIKE1

C/ Dique, 1 – 48013 Bilbao

Tel: 944 41 88 88

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