En la popularmente conocida Plaza del Gas donde hace años se celebraron multitudinarios conciertos de Aste Nagusia se encuentra el restaurante al que dedicaré mi próxima ‘review’. Para ceñirme a la realidad aclararé que se sitúa en la calle Quintana, en la zona de la ‘La Tortilla’ y próximo al Ayuntamiento de Bilbao.
Un lugar donde a pesar de considerarse una zona céntrica de la ciudad se puede entender como un oasis dentro del barullo de la city. Allí se encuentra desde hace muy pocos meses el Restaurante KOKKEN, un espacio donde confluyen gastronomía, arte y diseño. Este restaurante surge de una experiencia en los países escandinavos y su decoración y filosofía hacen buena cuenta de ello. Local en el que predominan maderas de color claro en sus paredes y mobiliario. La cabeza y ornamenta de un ciervo/reno de peluche en la pared y la palabra KOKKEN nos trasladan a Noruega, Suecia, Finlandia… De hecho KOKKEN significa ‘cocina’ en noruego y danés.
Este restaurante llegó a mis oídos tras comentarios de personas cercanas apuntando además que es uno de los restaurante más valorados en Tripadvisor. Este punto me hace reafirmarme en que debe de ser una buena opción si los propios usuarios son los que lo han aupado a tales posiciones.
KOKKEN tiene su propia y personal forma de trabajo y pienso que debe de saberse de antemano para que a nadie le coja por sorpresa. El comensal asistirá a un menú degustación en sus tres versiones: corto, medio o largo (5, 7 o 9 platitos). No esperen platos y cantidades habituales sino tapas de tres o cuatro bocados. Fernando nos explica su método y nos facilita la carta del local, no para elegir platos sino para detallarle qué platos no nos gustan y no queremos comer. En base a eso nos irán sacando platos, en el cuarto preguntarán si queremos ampliar al menú medio (recomendable) y en el sexto al menú largo (nothing is impossible).
Alrededor de la mesa cinco personas en las que las únicas restricciones fueron el bacalao para uno de los comensales y en mi caso de la ‘papada de cerdo‘ y las ‘mollejas de ternera‘. Para el resto de la carta vía libre y como decían los cubiertos… ¡ al lio!
Rápidamente recibimos nuestro primer platillo: Salmón en sashimi (crudo) macerado con soja y suave mostaza de Dijon. Resultó como uno de los platos top del menú.
Llega el segundo plato y vamos viendo que una de las atracciones del restaurante es cada uno de los distintos platos japoneses en los que se sirve la comida. En él llegan los buñuelos rellenos de bacalao, en el caso de la srta. T le sirvieron unas croquetas de espinacas, nueces y suave queso roquefort.
El tercer plato fuera el ganador sin discusión para toda la mesa: vieira a la plancha con crema de alcachofa. Según comentó Fernando en otra mesa: «frescas, cogidas hoy mismo».
El espacio para la carne llegó en el cuarto platillo: solomillo de ternera con crema de melocotón y salsa chipotle. Tierna, rojita y jugosa.
En este momento la camarera nos pregunta por si queríamos ir al postre o ampliar al menú medio. Dos de las chicas se plantan y nos esperarán al postre. Los otros tres continuamos hasta el séptimo cielo.
Los canelones rellenos de carne con salsa agridulce son el quinto y el bacalao con gratinado de ali-oli y polvo de aceituna negra fue el sexto.
Finalizamos el postre todos juntos y así disfrutamos a la vez de un hojaldre relleno de crema con brownie y espuma de mosto.
Todos nos quedamos satisfechos con el menú medio pero apretando un poquillo hubiéramos llegado sin problemas a los nueve platos. Me considero una persona con ‘buen saque’ y ‘tragaldabas’ sin igual así que eso también influye.
Trato amable, muchas ganas de agradar por parte de Fernando, propietario del KOKKEN, y ambiente tranquilo para centrarte únicamente en la comida. Una propuesta diferente en la que confluyen la alta cocina y los ingredientes de primera calidad seleccionados del entorno local apostando por una línea de productos basados en el principio del Km 0.
Una única duda planea sobre mi cabeza. El hecho de no poder elegir tus platos y que esa tarea dependa del propio KOKKEN implica que si no cambias la carta puedas comer los mismos platos en próximas visitas. Fernando me indica que cada 10 ó 15 días introducen cambios en ella. Dos de mi amigas habían estado allí un mes atrás y únicamente dos de los siete platos fueron novedad para ellas. Por lo tanto es un punto que creo debería de solucionarse. Único ‘pero’ al KOKKEN, todo lo demás perfecto. A destacar que el servicio de camareros domina sin problemas el inglés algo fundamental si se quiere atraer al turista ya sea nacional o extranjero.
Os animo a que lo visitéis porque no os defraudará y de hacerlo su propietario lo tendrá en cuenta porque su afán es ir mejorando el KOKKEN. Y esas ganas de agradar son imprescindibles para que algo funcione. Obligatorio llamar para reservar mesa, sobre todos en los fines de semana.
Menú corto (5 platos): 13,95 €
Menú medio (7 platos) 18,95 €
Menú largo (9 platos) 23,95 €
Calle de Quintana 3 | Plaza del Gas
Teléfono: 946 85 09 20
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