La segunda jornada del festival se presentaba cuanto menos la más floja de los tres días, con diferencia. Y esa era la comidilla generalizada a pesar de que siempre se pueden rascar cositas para que resulte un viernes bien aprovechado.
Subimos a Kobetamendi con la idea de presentarnos a eso de las 19:00. Un día más cogiendo el bus a la primera de cambio, sin colas. Este año habían aumentado la flota a cuarenta autocares y se notaba. Y a pesar de que rezamos con todas nuestras fuerzas sigue parándonos en Beyena y toca hacer trekking hasta el monte Kobetas, sudar y disfrutar del entorno.
Dos oportunidades para haber podido disfrutar de London Souls, por la mañana dentro del ciclo Bereziak en La Ribera y después en el propio festival. Pero no, no les vi a pesar de haberme gustado en los temas que escuché en su canal de Youtube. Ni a ellos ni a We Were Promised Jetpacks, un buen concierto según me contaban.
La polémica rapera Azealia Banks salió al escenario a media tarde dispuesta a no morderse la lengua. Y lo hizo con un megáfono para que se le escuchase desde Kobetas hasta su Harlem natal. Por primera vez el festi exploraba géneros musicales que nunca habían tenido cabida en él. No sé si por la música en sí o por el personaje pero el público estaba entregado a la causa. Contundente se bastó y se sobró con su flow y la única compañía del scratching de un dj y dos bailarines, la chica era de Bilbao. Su hit ‘212’ (video) fue bailado y jalonado por todo bicho viviente, también su cambio de vestuario que por lo visto le provoco algo de frío (#freenipples). «Mira cómo baila la nena morena.»
James Bay no nos convencía lo suficiente e hicimos tiempo para reencontrarnos con amigos, suministrarnos de cerveza y colocarnos en un buen sitio en la carpa. En unos minutos daba comienzo el concierto de Catfish & The Bottlemen, una banda joven que atrajo a un buen número de ‘guiris borrachas’. Mientras se metían mano entre ellas la banda interpretaba con fuerza y frescura ‘Kathleen’ y ‘Homesick’. El indie-rock de los británicos me recordó al de The Kooks.
Se presentaba uno de los temas más polémicos de esta edición: ¿Era The Jesus & Mary Chain un justo cabeza de cartel? Puede que ésta sea una banda de culto para el post-punk pero para la mayoría de los allí presentes era una perfecto desconocido. Puede que quien peinase canas me atice a palos pero ésta era mi sensación, y la de muchos otros. Quedó de manifiesto cuando el ‘supuesto cabeza de cartel del viernes’ no llenaba ni la mitad del aforo del escenario principal, hasta las barras del bar.
Cada vez más convencido de que lo que había ocurrido era un baile de tipografías en el diseño del cartel. Alt-J sí era considerado la verdadera referencia del día, tras haber encabezado Primavera Sound . Se pudo palpar con la afluencia de seguidores al abarrotado escenario Heineken. Y aquí hay un claro ejemplo de la apuesta que hace Bilbao BBK Live por grupos que hoy pueden tocar al atardecer y en unos años ser uno de los protagonistas de la jornada. Buen ojo pues nos deleitaron con un show psicodélico de luces y sonidos quizás no disfrutable para todo tipo de públicos. Nos presentaron los temas de su nuevo album ‘This Is All Yours’, un gran ‘Left Hand Free’. Le siguieron ‘Matilda’ (video), ‘Something Good’ y ‘Brezzeblocks’ (video) que fue para cerrar los ojos y pegarse un viaje astral. El concierto del día bajo mi punto de vista.
No pongo en duda que Ben Harper sea un gran astista, lo demostró acariciando la guitarra sentado y con ‘Forever‘. Era bonito tenerlo de nuevo en Kobetamendi diez años más tarde de haber inaugurado lo que todavía era el Bilbao Live. Pero no creo que fuera el horario más apropiado para subir los biorritmos. Puede ser un insulto a la música no verlo teniéndolo a unos metros pero esto también es un tema de sensaciones y ni Ben ni sus criminales inocentes tenian pinta ni de matar una mosca.
Aproveché ese momento para dar un garbeo por el stand Vans, un clásico del festival y que siempre congrega a ‘cienes y cienes’ de discípulos de la marca de ‘zapas’. Camisetas serigrafiadas, tote bags y música son el reclamo. Se ha notado que este año les han marcado un límite en los decibelios, no fue lo de otros años.
Intentamos rascar algo más y no nos alejamos demasiado de las barras de bar mientras veíamos de lejos a Shaka Ponk. Mientras tomábamos cervezas y jager escalonadamente el rock electrónico de los franceses iban haciendo mella en nuestras seseras. Recuerdo ver un ente alado en el escenario como parte del atrezzo ¿o quizá es que había tomado demasiado licor de ciervo? Un concierto cañero que congregó a un público dividido por ver en la carpa a los vallisoletanos Arizona Baby.
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Era el momento ya de la electrónica, en este caso del dj set de Chromeo, y la carpa no era lo que fue el jueves. Esta noche había muchísima más gente, imposible encontrar un hueco allí dentro. Nos veíamos obligados a quedarnos a los lados.
Eran las cuatro de la madrugada y un buen momento para recoger los bártulos y descender del monte y pisar asfalto. El gran día estaba muy próximo quedaban horas para ver al gran reclamo de la décima edición del Bilbao BBK Live. Para ser un día flojo tampoco lo hicimos mal ¿no?