Suele ocurrirme cada septiembre, regreso de las vacaciones con tal reseteo en el cerebro que me cuesta conectar de nuevo con Bilbao. Y entonces necesito de unos cuantos días más para palpar de nuevo la villa y tomarle el pulso. Esta vez no ha sido diferente y resulta que en mi ausencia han surgido unas cuantas novedades que tarde o temprano tienen que aparecer en el blog.
Restaurante Arima abrió sus puertas a principios del pasado mes de agosto en la calle Bailén. Oh sí, un nuevo restaurante en el barrio de San Francisco. La oferta hostelera en este barrio está subiendo como la espuma, y éste no va a ser uno más. Arima es el proyecto de Melanie y Adam del Bado, la tercera generación de una familia de hosteleros. Tras unos cuantos años en Los Ángeles trabajando en el sector y aprendiendo lo que no está escrito han regresado a su tierra para llevar adelante su nuevo propósito.
Restaurante Arima se autodefine como un restaurante mediterráneo con toques internacionales. Y aquí uno de los detalles que más me gustó: Todo, todo, todo lo que que sirven y vais a ver a continuación ha sido elaborado directamente en su local y con producto fresco y de temporada. Por eso mismo sus menús diarios y carta van cambiando a menudo.
El local es una maravilla, decorado con artículos que fueron adquiriendo en mercadillos no resulta novedosa pero sí atractiva. Luminoso y amplio, cuenta con un comedor en la planta de la calle y otro en un nivel inferior. Las fotos una muestra, pero los detalles mejor en persona.
Fuimos dispuestos a descubrir lo que el Restaurante Arima nos tenía preparado, degustaríamos algunos de los platos que caracterizan su cocina. Nos dieron la bienvenida con un té helado, un detalle que ofrecen a cada cliente y que es recibido con gusto. El resto de la comida la regaríamos con Agerre, el txakoli espumoso de Getaria que con acierto nos recomendaron.
Como entrante compartimos el suave ‘Hummus acompañado de merguez, piñones y pan de pita’, como decíamos antes elaborado por ellos mismos. Como topping le acompañaban los piñones, un toque de paprika y el merguez, una salchicha de cordero troceada y originaria del norte de África aunque popular en Francia, Israel y el norte de Europa. Una combinación interesante, gustó mucho.
Entramos en faena en una de las facetas que destacarán en el Restaurante Arima, las pastas frescas por las que los días comienzan bien temprano en cocinas. Dos fueron las elegidas: ‘Gigli de tinta de calamar y acompañadas de navajas y salsa pesto’. ¡Tooooma ya! Éste plato no lo había visto en ninguna otra carta y solamente por la novedad ya apetece meterle mano. El segundo plato de pasta fueron unos ‘Creste di rigate, ragú de chorizo y espárragos trigueros’, resultaron contundentes y más teniendo en cuenta que en este restaurante las raciones son grandes.
Nos cuenta Melanie que el próximo plato es un guiño a su infancia, de cuando acompañaban a sus aitas a comprar sardinas al Puerto Viejo de Getxo. Las que nos llegan son un poco diferentes: ‘Sardinas a la putanesca’, presentadas sobre una cama de patatas con un ligero toque a vinagre que te recorre el cuerpo con un medio escalofrío gustoso. Como las sardinas con las manos, me dan igual los protocolos cuando quiero disfrutar del todo de estas sardinas tiernas y poquitos hechas, en su punto. Para chuparse los dedos, literal.
Nuestra visita fue todo un homenaje y lo certifican las costillas que siguieron a continuación. Aún tengo dudas si eran o no de brontosaurio, qué magnitud la suya. Se presentaron aderezadas con una salsa barbacoa un tanto picante, cacahuete, cebolla frita y cilantro. No escasea su jugosa carne y se disfrutan, pero me han podido conmigo. No pude acabármelas, tampoco las patatas ‘de verdad’ que hacían de guarnición. Al día siguiente me acordé de ellas (mucho).
Y aún así, es increíble el poder de superación del ser humano, sacamos fuerzas de donde no había para rematar esto con un postre. Si no es como no haber acabado una comida. Tomamos la acertada decisión de compartirlo: la Biscuit de mantequilla y pizca de sal emparedaba la nata y un helado de fresa. Alrededor suyo pequeños grumitos de chocolate blanco navegando en una compota de frutas del bosque. ¿Tengo que volver a remarcar que todo lo hacen ellos? ¿no verdad? Delicioso.
Una gran experiencia en esta primera visita a Arima. No somos los únicos aquí, tanto el comedor superior como el inferior han estado a tope. Es increible como funciona el boca-oreja en esto del ñampa zampa, os recomiendo reservar si estáis pensando en pasar por aquí. Los precios me parecen accesibles pudiendo comer a la carta por 25 € o el menú del día por 14,5 €. La atención fue muy agradable con un equipo de camareros muy atentos, rápidos y resolutivos.
Les auguro un próspero futuro si siguen funcionando de la misma manera y su propuesta se mantiene igual de atractiva. En el local veréis una frase que se repite en cada esquina: «Hit it, don’t shit it» (Golpéalo, no la cagues). Se trata de un lema que Matt Bencivenga, mentor de Adam, le inculcó siempre. Es hora de ponerlo en práctica, han hecho lo más dificil, ahora se trata de no meter la pata. ¡Suerte en ello!
Restaurante Arima
Calle Bailén 33, San Francisco.
Teléfono de reservas: 944 74 30 24