A última hora se me presentó la oportunidad de sumar el Azkena Rock Festival a la lista de festivales donde estaría presente este verano. Una ocasión así no se podía dejar pasar, menos en su decimoquinta edición. Puse en marcha la maquinaria y en menos de lo que esperaba estábamos rumbo a Vitoria-Gasteiz apostando por el rock.
Viernes 17 de Junio
La jornada empezaba con la amenaza de lluvia desde los primeros compases aunque esto no fue impedimento para acercarse a Mendizabala. Hicimos una primera rueda de reconocimiento para localizar baños, food-trucks y los tres escenarios dedicados a Lemmy, Bowie y Scott Weiland. En este último vimos como Julián Maeso junto a su órgano Hammond acababa el concierto que no había podido en la plaza de la Virgen Blanca, así The Sex Organs se reprogramaba para más tarde. Sin ver acabar al toledano nos acercamos al segundo escenario donde comenzaría el espectáculo unos Vintage Trouble con los que tenía una cuenta pendiente. Bajo una constante lluvia apareció en escena un Ty Taylor más discreto de lo habitual pero moviéndose como siempre. El frontman pudo lucirse en sus primeros temas para entrar en una fase un tanto lenta, arrancar de nuevo con «Run Like The River» y lanzarse al público.
El rock de Los Brazos y el folk de Lucinda Williams fueron los últimos conciertos bajo la lluvia, repartimos el tiempo para ver ambos bajo unas carpas que resultaron salvadoras. Entendimos que era el mejor momento para acercarnos al coche y meter algo más que cerveza en el estómago. No fuimos los únicos que nos acercamos al parking de Mendizorroza donde aparcaban decenas de autocaravanas. Con la tripa llena y de nuevo en el recinto tuvimos que resignarnos a escuchar el rock sureño de los Blackberry Smoke desde la lejanía. Y no, así no meto de lleno.
Los sustitutos The Hellacopters cubrían la baja a última hora de los Primal Scream. Así convirtieron el Azkena Rock en una de las dos unicas oportunidades en las que ver reunidos a los suecos. La presencia de los de Estocolmo acabó por convencer a más de un indeciso a comprarse el bono de dos días. Colocarse en las primeras filas fue un juego de niños, esta vez queríamos vivir el concierto de cerca. Sonaron las primeras guitarras y con la voz surgieron los primeros gritos del público exigiendo «Más volumen, más volumen». El rock garajero sonó descafeinado, sin potencia en las voces, ni guitarras desgarradoras. Por la gracia de Dios uno se acaba acostumbrando y disfrutando de un bolo que debería haber tenido mejores resultados en la conmemoración del Supershitty to the Max. No dejó a nadie indiferente, la queja generalizada.
El micrófono de Glenn Danzig excesivamente protagonista nos invitó a acercarnos a los sonidos bluseros de un Luke Winslow-King que remataría al día siguiente en el centro de Vitoria. Aguantamos para resolver la incertidumbre de Gutterdämmerung (trailer), una ópera rock que combinaba espectáculo audiovisual con una banda en vivo. Además de Josh Homme, Slash y Nina Hagen aparecieron un Iggy Pop que jugaba a ser ángel y demonio, también un tanque pilotado por Lemmy Kilmister al son de Ace Of Spades. Sorprendió, convenció y confirmó que la falta de volumen no había sido por falta de medios.
Sábado 18 de Junio
Vitoria nos recibió con nubes y claros, la diferencia con el viernes empezaba a ser notable. Con el café previo a la entrada al recinto ya pudimos adivinar que la asistencia se incrementaría por millares (18.000 según la organización). Las camisetas con círculos concentricos rojo, azul y blanco eran fáciles de localizar desde el primer momento.
Empezamos con un plato fuerte Cobra, el cuarteto vasco cuenta en sus filas con el bajista de Berri Txarrak y el batería de Dinero. Alentó al público a que se uniese a su concierto de potente sonido stoner. Hicimos tiempo con picando un poco de las propuestas de Raveneye y The Vintage Caravan hasta acercarnos de nuevo al escenario Bowie. Allí se presentarían los precursores del rock australiano, Radio Birdman, para que Rob Younger interpretase sus ‘Aloha Steve & Danno’ y ‘Murder City Nights’.
Antes formar filas frente al escenario de Lemmy nos dió tiempo a probar un nuevo brebaje que estará presente en varios de nuestros festivales. Thunder Bitch tiene una base de whisky macerado con canela y chiles, rico pelotazo con toque picante al que más de uno ya nos hemos abonado. Listos y a tono para un nuevo concierto de la irlandesa Imelda May tras aquel BIME’14 con United Kingdom como país invitado. Se deshizo del look rockabilly, pero no del sonido que la caracteriza. ‘Mayhem’ y ‘It’s Good To Be Alive’ provocaron contoneos incontrolables entre el público.
The Who fue la poderosa razón por la que este año muchos nos habíamos acercado a Mendizabala. La increíble sensación de tener en el escenario a una de las bandas que han marcado en la historia de la música, considerada un icono del siglo XX. Con puntualidad inglesa aparecieron en el escenario Roger Daltrey y Pete Townshend, supervivientes de la banda de los sesenta. Unos audiovisuales que fueron proyectando imágenes de la banda en aquellos años, imágenes previas a su conciertos, lambrettas y parkas que nos traslaban al movimiento ‘mod’ del cual eran banda referencia. En lo puramente musical fue tremendamente sencillo conquistarnos con ‘I Can’t Explain’, ‘Substitute’ y ‘Who Are You?’. Entramos en fases menos divertidas salvadas con píldoras como ‘My Generation’ y ‘Pinball Wizard’. Sin embargo creo que el momento que llevaré en mi mente por siempre será coreando al unísono ‘Baba O’Riley’ mientras Pete Townshend movía el brazo derecho con su forma característica . Sonido limpio, concierto épico. Un lujazo haber podido disfrutar de The Who en vivo.
Después del show de los británicos podía presumirse complicado continuar la noche, pero hubiera sido un pecado no tener en cuenta a Refused. Ofrecieron un concierto en el que aprovecharon a agradecer a su público la confianza ofrecida durante aquellos años 90 en los que pocos creían en ellos. Ese público retrocedió en el tiempo para rememorar una vez más los temas de la banda con la que se introdujeron en el punk-rock. Con Eddie Spaghetti y los Supersuckers nos despedimos de la decimoquinta edición de un Azkena Rock Festival que ya mira de frente al 2017.