El pasado sábado fue un día de emociones donde el Athletic se jugaba la final de Copa. Igual que en otras ocasiones Bilbao se transforma y los bilbainos nos echamos a la calle para disfrutar de una ocasión única. Al coincidir con uno de esos pocos días soleados decidimos que queríamos aprovechar desde bien pronto.
El calentamiento para el partido fue en Ander Etxea, donde cayó un vermú preparado que es ya un clásico los domingos y festivos. El poteo continuó hasta llegar a la calle Ledesma donde ya se respiraban aires de fiesta, sentimiento rojiblanco y batukadas que animaban las calles.
Habíamos reservado una mesa para comer en Foodoo, un nuevo restaurante que ha abierto hace pocas semanas en el local donde anteriormente se encontraba el FresCo. Ya desde el exterior llama la atención una decoración industrial y muy actual con colores claros. Algunas de las mesas se separan entre sí con unas verjas que le dan un toque singular.
Foodoo es un restaurante con unos precios medios, ni bajos ni demasiado altos. La carta ofrece una ampliada variedad de ensaladas. Catorce ni más ni menos con las que bien podrías dar la vuelta al mundo: peruana, libanesa, japonesa, italiana, thailandesa, mexicana, francesa… Incluso tienes la oportunidad de cambiar el aliño (limón y jengibre, miel y mostaza, aceite de ajo y jamón, tzalziki de yogurth…) Ya veis que la oferta es elaborada.
La carta se complementa con sopas y cremas, platos para compartir, pastas con diferentes salsas, hamburguesas y platos principales (carne y pescados). Por supuesto para rematar y salir con una sonrisa se encuentran los postres.
Fuimos cuatro personas y aunque dudamos en pedir una ensalada thailandesa finalmente nos inclinamos por la opción italiana. El cilantro no dejó buen recuerdo a nuestras amigas en su último viaje a Tailandia. La ensalada italiana resultó bonita a la vista, crujiente con los picatostes y nueces, dulce por el membrillo, sabrosa por su aliño equilibrado de miel y mostaza y cremosa por el queso de cabra que coronaba el plato.

Compartimos una cesta de pollo crujiente y mahonesa de mostaza. Un estilo nuggets pero en este caso con pollo del de verdad, no sucedáneos o dios sabe qué. La mahonesa de mostaza que le acompañaba era suave pero me quedé con ganas de probar la mahonesa de aguacate que también aparece en carta.

Una vez calmado el apetito inicial dimos paso a los platos principales. Como en todos los nuevos restaurantes quise probar diferentes propuestas así que compartí. Pedimos dos platos de penne (ejem, ejem) con salsa de parmesano y trufa, ambos ingredientes son de mis favoritos para combinar con la pasta. Aportan al plato un sabor intenso, para chuparse los dedos, untar y dejar el plato limpio. La cantidad era generosa y el tamaño de los penne… ¡grandes!

Me correspondía la mitad de una hamburguesa de jamón ibérico, queso idiazabal y huevo frito. Como todo el mundo supondrá efectivamente el huevo se desparramó por todos los sitios al dividir la burger en dos. Destacable que el jamón era ibérico de verdad, no ese serrano que nos venden como ibérico en mil y un platos. Esta vez se ceñía a la realidad. La nuestra resultó ser una hamburguesa rica. Nuestros amigos no tuvieron la misma suerte, salió un tanto chamuscada lo que deslució el sabor. Ni la riquísima salsa ketchup fue capaz.

No puedo dejar de pasar la oportunidad para recomendar a Foodoo que cambien el formato de las patatas fritas que acompañan a las hamburguesas. A pesar de dar la sensación de ser patatas de verdad su aspecto es feo a la vista pues salen oscuras y dan la impresión se estar quemadas. Creo que deberían mejorar ese tema.
Estábamos más que satisfechos con lo ya ingerido pero aún así quisimos continuar. Lo hicimos con una porción de tarta de queso, en mi cuadrilla somos muy fans. Y qué bien hicimos porque lo que provocó esa tarta… qué caras, qué suspiros, qué gozada. Una tarta de queso cremosa como ella sola y con un toque de temperatura que automáticamente ha entrado en nuestro top de cheesecake.

La comida nos salió a 16 euros por barba con lo que además de salir satisfechos nuestro bolsillo no se resintió. Lugar bonito, comida rica, presentación cuidada, trato agradable y servicio rápido ¿Y a precio asequible? Pues perfecto.
La tarde debía continuar y continuó con una consecución de digestivos que nos auparan hasta llegar a San Mamés a dura penas. No por llegar tronzas sino, como bien sabéis, por la aglomeración de athleticzales que se congregaban en Pozas en las horas previas. La Copa no se la llevó el Athletic pero nosotros ya nos habíamos llevado encima unas cuantas. Más vale pájaro en mano… Eup!
Foodoo
calle Ledesma 12 (ver mapa)
Teléfono reservas: 944 233 001
Estamos cenando fatal, la ensalada con tierra, patatas si sal, todo pequeño y la gente alrededor quejándose
Lentos y los entrantes, ridiculamente pequeños para el precio que tenian. Los camareros algo altivos, nos tiraron un bote de ketchup y ni perdon, tardaron en recogerlo y no lo repusieron.
A su favor que la carne de la hamburguesa es quizas la mejor de bilbao. Pero hay que pagar esos peajes.
No recomendaría este restaurante ni a mi peor enemigo. Para empezar las mesas sin un triste mantel aunque sea de papel. Las patatas fritas secas. Lo peor de todo el servicio. Lento no lentísimo. Y observo como la mayoría de los camareros llevan los platos y los boles de ensalada con el dedo pulgar metido dentro. Se lo comentamos a nuestra camarera y su respuesta fue: Vale. Ibamos a decirselo a la persona que parecía el encargado pero para que pues él también llevaba en ese momento un plato sujetandolo con el dedo pulgar. Está claro que no son profesionales y nadie les ha dado un curso básico de como se sirve y se atende a los clientes
El peor restaurante donde he cenado ,el precio carisimo para la comida que te estan ofreciendo .
Pedi creo se llamaba crunch o algo asi ,algo parecido a un crepe o una fajita ,era de pollo crujiente pero seria crujiente el dia que lo hicieron ,estaba durisimo y seco no habia manera de echarle el diente…y eso que era pollo, la salsa rosa se debio quedar en la cocina pues no la encontre por ninguna parte .Mi marido pidio un entrecot y es lamentable que algo tan sencillo de hacer estaria tan mal hecho , lo unico positivo fue el servicio de los camareros que fueron amables y rapidos desde luego seria el restaurante al que nunca volveria y menos recomendaria .
El restaurante está bien, pero su servicio es pésimo. En concreto uno de los camareros. Pedimos unas patatas con trufa, y él trajo unas de queso con carne, le llamamos para pedir que las retirara y rajera lo que habíamos pedido, pero por miedo a que le echaran la bronca nos dijo que una alternativa era quitar el queso de encima y echar la trufa, a lo que respondimos claramente que no. A pesar de negarnos a su propuesta, lo hizo. A la hora del postre tardó 20 minutos de reloj en llevarlo a la mesa cuando no había casi gente en el restaurante que atender y sólo estaba paseándose y hablando con sus compañeros. Por último y como guinda del pastel, al traer la cuenta nos cobró el pan, teoricamente incluido en el precio de menú del día, y a pesar de preguntarle si no venía incluido se hizo el sordo y se llevó el dinero. En conclusión, el restaurante en si esta bien pero su servicio no es malo, es pésimo. Menos mal que el encargado es muy agradable y sabe atender bien a sus clientes.